viernes, 25 de julio de 2014

ayer.

Ayer abrieron las puertas del infierno

Se tiñeron de rojo los azules charcos

Desplazaron los vientos

y minaron los esfuerzos de los viejos

apuraron la brasa de la noche

para quemar el brillo del zaguero

y repitieron palabras a la capa

de la tormenta gris de los esteros

y se pusieron palabras en la boca

en la miel, la sien y el cielo

repitieron mil veces nada

y terminaron grabando hacia lo lejos

el mirar seco de los pájaros

para luchar detrás de lo que creo

y no hay mas turba que quemar

en la ciudad que nada tiene ya de bueno.

martes, 8 de abril de 2014

Ficción.

A eso nos trajeron o no?, A trabajar. Para eso fuimos, armados, pensados, construidos. Para trabajar. Para contentar al mundo con una interminable cadena de relleno en que nos convertimos. 

Trabajar, comer, dormir, apiñarnos en el transporte público. Despotricar contra los gobiernos, leer el diario, escuchar por el alto parlante la voz que anuncia que tu tren ya no va a salir... 

Estoy en condiciones de afirmar que sí que, que para eso fuimos creados. Y no lo digo en son de hacer la revolución, sino de que lo sepamos, que lo sepamos todos. Si, todos. Vos también Gomez! voz tambien. Ramirez no te vayas no... a vos también te lo digo. Si sabelo. Ya sé que tenes que ir al traumatologo por lo del fútbol de ayer. Pero no, hoy no! Quiero que todos sepamos que fuimos creados para ser parte de la maquinaria que consume, que nos consume día a día, a día.. a día. Somos las vaquitas pelotudas que criaron hoy para comerlas mañana. Quién?! Quién carajo!? :- Sabés qué, nadie! Nadie ya nadie come de estas vaquitas de mierda. Preguntarás porqué, porque ganó el sistema. Y el sistema no tiene a nadie comiendo. Simplemente lo echamos a andar y ya no frena. La enorme bola de mierda que creamos ya no frena. 

Preguntarás porque, gritarás, patalearás. Pero ya está... me podrás llamar nihilista, negativo, cerrado, anarquista si querés. Pero ya está. Ya estamos cagados viejos. Aplastados en el archivo de la vida como un señalador que quedó en un viejo libro de autoayuda que nunca ayudó a nadie. 

El sueño se quebró, el día se quebró, el sueldo se quebró, tu vida y la mía se quebraron. Y el sistema siguió andando. el banco quebró, la bolsa quebró, los ideales católicos de la recomposición de la moral y las buenas costumbres quebraron... Y el sistema siguió andando. Porqué! porque l sistema justamente es eso, un sistema, una movimiento tonto que se sucede a través de alimentarlo de boludos como nosotros. Si amigo como vos!  y nos come porque estamos ahí porque la maquinaria ridícula que creamos no necesita ya ni el alimento. solo seguir rodando. 

El taxista se queja, la señora se queja, el concejal se queja, la administradora se queja, el albañil se queja, la comisión se queja, el estudio jurídico se queja, y yo me estoy quejando. y lo único que escucho es un eco. Un eco sordo de pared que no estimula ni el movimiento que amerita que el impulso traslade la información de que un sonido fue escuchado a mi cerebro. Pero es un eco en fin que no suena como el graznido de los patos. 

Y encima lo compramos a precio de rifa en el mercado, el sistema hermano. Nosotros lo compramos y nos peleamos por tenerlo como nos peleamos por las calcomanías o el yogur gratis en un viaje a Mar del plata. Y seguimos peleando y no nos vemos ni las caras. Ahora miramos agachados a las maquinitas que el mismo sistema nos provee, y nos quejamos a los gritos en el caal center. Pero yo soy un cliente. Decir eso y decir soy un pelotudo a sueldo de un demente que mete papel en mi bolsillo para seguir participando del movimiento de la maquina que nos pica como a carne es exactamente lo mismo. 

Ya compramos, ya vendimos, ya estudiamos para poder comprar y vender. Ya frabricamos y comimos lo fabricado en bolsas plásticas, metimos agua embotellada sacada de la canilla de nuestras casas y nos quejamos de las ranas que hacían mucho ruido mientras escuchábamos el ruido de las ranas grabado en el estéreo que compramos con eso que vendimos antes. 

Y nos volvimos blandos, fugaces y egocéntricos. Y compramos las palabras del título que te subió mas y te ganaste las sortija en la calesita. Doctor, licenciado, jefe, gerente, presidente, ladrón, turista, pescador, violento, abusivo, extorsivo, suicida. Y el pusimos una etiqueta a cada puta cosa que creció alguna vez en este mundo y como eso no bastaba le pusimos un número. Hicimos cosas explosiva con el aceite generado por las descomposición lenta de la muerte de un dinosaurio y lo metimos en barriles que viajan en barcos impulsados por ese mismo líquido que llevamos de un lado a otro en una cinta de moebius que  termina siempre en 0.

Y fabricamos todo, hasta las flores de plástico las hicimos casi reales, manipulables, adelgazantes. Y se las regalamos a las personas amadas para festejar la primavera. 

La máquina ya va a seguir andando y nosotros alimentando las máquina  con nuestros ideales de cartón pintado. Vamos a escribir la historia de los que perdieron sobre los panfletos recubiertos de seda de los que ganaron que no son nadie porque se pudren en un polvo siniestro igual que nosotros.  

Así que de tanto estar ahí parados nos volvimos parte, y nos quejamos del tránsito en que estamos dentro tocando la bocina. Y nos quejamos, nos quejamos nos quejamos. Y no tenemos tiempo ni de escucharnos a nosotros mismos, por eso repetimos lo mismo todo el tiempo... y nos quejamos, nos quejamos, nos quejamos y en este momento yo me estoy quejando. 

Ficción.

viernes, 14 de marzo de 2014

Los días.

Se vuelcan los día pasajeros.
Se vuelcan en violencia fría, muerta.
Se desdibuja lo real, lo humano.
Y se despinta tu aldea.
Y se caen a pedazos los ideales.                                
La muerte te toma por sorpresa y te abre los ojos.
No hay donde correr grita el noticiero.
 Pero no hay que correr, sólo basta con volar.