lunes, 14 de septiembre de 2015

Oculto en el silencio.

Las mismas líneas una y otra vez, desde el centro hacía los lados. Las mismas líneas hechas de puro ruido blanco. Las misma rayas que ocupan el preciado espacio para no decir en su decir absolutamente nada. Rayas de preso, del pensamiento enjaulado. Del ave negra que se posa sobre la hoja crespa y descolorida. Crecen como pequeñas plantitas destinadas a ser jugo para los motores de autos que van a ningún lado. Lo mismo que la tele, que la radio, que las redes. A la pesca de un cliente. Es, un cliente.
Diarios.